Muchas veces vemos países que son ricos en
recursos naturales pero son pobres y subdesarrollados y nos preguntamos ¿Por
qué ocurre eso? Para poder responder esta pregunta analizaremos algunos
conceptos e ideas sobre este tema.
El excremento del
diablo. La enorme
riqueza en recursos naturales de los países productores de petróleo es muchas
veces mal administrada y termina siendo una “maldición”. Esto se da
generalmente por algunos aspectos.
La enorme cantidad de “petrodólares” que
ingresan por la venta de petróleo a otros países produce ciertos desequilibrios
como la revaluación de la moneda; esto provoca que los productos de ese país no
sean competitivos a nivel internacional. Es decir, los productos son más caros
que los competidores internacionales, lo que también afecta al sector no
petrolero de la economía.
A menudo se utilizan términos como “maldición
de los recursos” y “excremento del diablo” para demostrar que la explotación de
estos recursos genera despilfarro, corrupción, consumo excesivo y deuda, como
se ha visto en los últimos quince años en los gobiernos de Venezuela con Chávez
y Maduro.
La enorme volatilidad que existe en los precios
del petróleo en los últimos años a raíz del petróleo a base de esquisto que se
está produciendo en EE.UU. ha permitido aumentar la oferta y, por ende, la
disminución de los precios a nivel mundial. Esto ha afectado la economía de otros
países productores, pero sobre todo a los que se encuentran más endeudados.
Distribución del
ingreso. Para poder
retribuir la riqueza entre sus habitantes muchos gobiernos utilizan diferentes formas de retribución,
como por ejemplo el subsidio directo hacia los pobres (las denominadas
“misiones en Venezuela”); el subsidio sobre el precio de la gasolina, del que
se benefician tanto “ricos” como “pobres”; y los programas de transferencias de efectivo
condicionales, hoy populares en muchas economías en desarrollo. Asimismo, también
se pueden socavar incentivos al trabajo, entre otros.
Muchas veces las misiones y las transferencias
en efectivo generan cierto desincentivo para trabajar productivamente. Como
muchos habitantes de estos países esperan que el Estado les tienda una mano, no
se preocupan por buscar un empleo remunerado, lo que perpetúa el círculo
vicioso de la pobreza. Estos programas han sido muy criticados en el mundo
porque generan cierta dependencia de los pobres hacia los gobernantes de turno
y porque en muchas ocasiones esta dependencia se transforma en compra de votos
en las elecciones, como en el caso venezolano.
Los gobernantes de turno utilizan estos
programas sociales para incentivar la compra de votos y poder perpetuarse en el
poder, y por ende en la corrupción, lo que violenta la democracia que debe
predominar en los países. Estos programas de ayuda social generan un enorme
gasto del sector público, ya que se financian con los ingresos por la renta
petrolera.
Eficiente
administración de los recursos. En mi opinión, para poder romper con la “maldición de los recursos” se
deben considerar tres aspectos importantes.
Primero: Los ingresos por la renta petrolera
deben ser administrados eficientemente para evitar los derroches en los denominados
programas sociales que muchas veces terminan en casos de corrupción, y que no
llegan directamente a las personas indicadas, sino que se pierden en el camino.
Además, se ha demostrado que estos programas no combaten la pobreza, ya que
crean más pobres porque hay un desincentivo hacia la producción. Por lo tanto,
para evitar estos derroches el Estado debe administrar celosamente estos
recursos y destinarlos a personas que no tienen posibilidades de trabajar como
los minusválidos o personas con alguna discapacidad mental. Los demás que
trabajen y no esperen que el Estado los mantenga, como ocurre en muchos casos.
Segundo: Se debe crear una red de
financiamiento para la creación de pequeñas empresas para las personas de bajos
ingresos que puedan demostrar una
viabilidad comercial y financiera de su idea de negocios. Esto generará puestos
de trabajo y creación de riqueza tanto para las personas como para el país; esto
último por los ingresos que se obtengan por el pago de impuestos. Además, el
Estado no solo debe otorgar financiamiento y desentenderse de los
emprendedores, sino que debe darles todo el acompañamiento para que estos
emprendedores sean exitosos, por ejemplo en temas de gerencia y estrategia.
Tercero: Hay que invertir en educación técnica
y universitaria para crear una economía de conocimiento. Los países no pueden
vivir toda su vida explotando sus recursos naturales porque estos no son renovables;
en algún momento se acabarán y no contaremos con ellos. Por eso es importante
diversificar la economía, pero para ello necesitamos mano de obra especializada
no solo a nivel universitario sino también técnico.