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sábado, 13 de octubre de 2018

La crisis fiscal nos estruja y nos quita competitividad



La crisis fiscal que estamos viviendo me ha motivado para escribir este artículo, la deuda con respecto al PIB en el 2008 rondaba el 20% del PIB, para el 2018 según las estimaciones del Banco Central sin proyecto de reforma fiscal rondaría el 53% del PIB. Las estimaciones del Banco Central en enero para el crecimiento de la economía eran de un 3.6% del PIB, pero en julio tuvieron que hacer un ajuste sobre el 3.2% del PIB, el Banco Mundial tiene un pronóstico más pesimista que solamente creceremos un 2.7% del PIB. Las deudas de corto plazo que se asumieron el año pasado nos está restando liquidez porque se nos junta el pago de la amortización más los intereses y nos compromete mucho la liquidez, esta situación obligó al Ministerio de Hacienda a emitir Letras del Tesoro por un plazo de 90 días, si este dinero regresa al Banco Central no sería inflacionario, si Hacienda no tendría los recursos si nos llevaría la trampa.
Para entender la problemática fiscal voy a poner un ejemplo muy sencillo: Una familia de clase media que tiene ingresos por 1000 000 colones mensuales, pero sus gastos son de 1 300  000 colones mensuales, cada mes acumula un déficit de 300 000 colones y en diez años acumula una deuda de 36 millones de colones, la familia tiene tres opciones para poder corregir este problema: la primera opción es que el padre de familia después de las horas de trabajo comience a trabajar en Uber de 5 a 10 pm, para obtener  más ingresos, la otra opción es que la familia trate de reducir los gastos como reducir las salidas, etc.,  para poder eliminar el déficit  y sin con esto no se logra eliminarlo, la última opción sería vender la casa para pagar la deuda generada en 10 años por el valor de la deuda más los intereses.
Posible solución.  El gobierno ha presentado un proyecto que se denomina Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, en un principio este proyecto pretendía recaudar un 1.9% del PIB, pero con tantas tijeras que les pusieron en la Asamblea Legislativa se pretende recaudar un 1.3% del PIB, todavía insuficiente para un déficit de un 7.1% del PIB para este año, pero sería un buen inicio para calmar a las clasificadoras de riesgo y a los inversionistas internacionales y nacionales que compran nuestros bonos. El problema de la deuda es que nos estruja la inversión, porque al no poder conseguir todos los recursos vía impuestos el gobierno necesita endeudarse y sale a competir en el mercado interno por obtener recursos, pero el mercado le castiga con una tasa de interés más alta y ésta afectaría a las nuevas inversiones y mermaría el crecimiento económico.
Otras alternativas de solución. Es importante retomar reformas del Estado que aseguren una reducción del aparato del Estado y venta de activos que permita amortizar la deuda que en estos momentos nos estruja para invertir en infraestructura y nos quita competitividad para poder crecer a tasas mayores al 4% anual. El economista Otón Solís presentó un importante proyecto ¨CERRAR¨ que en mi humilde opinión la Asamblea Legislativa le puede dar seguimiento que actualmente está encarpetado. Si no tomamos medidas más estructurales para bajar el nivel del déficit y la deuda, más adelante caeremos en una crisis económica y caeremos en manos del FMI que nos exigirán ajustes más dolorosos para obtener nuevos préstamos.
Publicado en el Financiero el 31 de octubre del 2018
https://www.elfinancierocr.com/opinion/la-crisis-fiscal-resta-competitividad/GNPLUAL2NBHQVL5UIWYLMZEQOY/story/

domingo, 18 de marzo de 2018

La dictadura de la fe pretende gobernar Costa Rica


En noviembre de 2017 el entonces candidato Fabricio Alvarado apenas aparecía con un 3% de intención de voto en las encuestas. El 9 de enero de 2018 el gobierno publica la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a favor del matrimonio igualitario en Costa Rica, la cual desde entonces se convierte en el  caballo de Troya de este candidato, cuyo discurso incendiario en contra de la homosexualidad y a favor de la familia tradicional consiguió la adición de las comunidades evangélicas y conservadores del país. Semanas después, el candidato se reúne con el expresidente Oscar Arias Sánchez, luego de lo cual  asegura que  nunca afirmó que salirse de la CIDH fuera la primera opción, aun a pesar de lo manifestado en diferentes medios de comunicación. De esta manera, el candidato evangélico por el partido Restauración Nacional se estrena con su primera mentira, actuando en contra de toda norma que indica que un cristiano no debe mentir.
Ahora bien, ¿los electores que votaron por él en la primera ronda, y que no creen en el matrimonio igualitario, le darán acaso su voto otra vez a pesar de que su sentencia de salirse de la CIDH no es ya una opción válida? Sin duda, este exabrupto cargado de ignorancia y hecho a la medida de su afán por conseguir votos lo pone en una situación difícil porque pareciera ser que este podría ser el fin de su discurso. Por un lado, su plan de gobierno es limitado, pues ni siquiera convocó a un equipo de profesionales para hacerlo – algo difícil de imaginar en alguien que pretende ser presidente de un país. Esto demuestra que el candidato nunca se imaginó tener tal protagonismo, y solo presentó  un plan a modo de requisito, pero sin la rigurosidad que sí demostraron otros partidos políticos de la contienda. Por otro lado, se sabe que el déficit fiscal es el problema más serio del país, pero en su programa de gobierno solamente presento dos páginas con propuestas por demás risibles, como un médico que pretende curar un cáncer a punta de acetaminofén. Esto por solo mencionar un ejemplo.
La dictadura de la Fe. El liderazgo de las iglesias evangélicas se basa en que solo el pastor tiene voz y voto, por lo que no se puede cuestionar su interpretación de la biblia. Cosa muy diferente ocurre en una democracia o una junta de gobierno, donde sí está permitido disentir. Esto puede verse cuando el candidato ordena a sus diputados electos que no presten declaraciones, y en las actitudes dictatoriales de filtrar las preguntas de la prensa. Y peor aun cuando sale un video en donde su mentor el “apóstol” Rony Chávez se dio un autogolpe a su propia directiva de su iglesia para quitar la junta directiva e instaurar un gobierno teocrático según el.
Votar por Fabricio Alvarado sería un gran salto al vacío. Tomando en consideración que su escaso plan de gobierno no tiene lo necesario para poder solucionar los problemas del país, aunado a la poca preparación del candidato, y no solo en relación con sus estudios formales, sino en cuanto a su experiencia en el gobierno, pues no es lo mismo ser diputado que miembro del poder ejecutivo, lugar desde donde se tiene que decidir sobre asuntos políticos, económicos, ambientales, etc.,  votar por Fabricio Alvarado sería un gran salto al vacío.  Ojala este tipo de personas que se creen seres iluminados y capaces de imponer decisiones sobre las de los demás no logren ser gobierno en Costa Rica.