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martes, 30 de septiembre de 2014

Costa Rica está perdiendo competitividad

A Costa Rica se le llama la Suiza Centroamericana por su economía y por la belleza de su paisaje. Siempre ha sido el país de Centroamérica con mejores indicadores sociales y económicos, así como un importante destino turístico por sus bellas playas, enormes montañas y volcanes que  sirven de atracción de muchos turistas cada año. Sin embargo, aun cuando hoy en día el potencial turístico del país sigue intacto (tan solo en el último año se reportan dos millones trescientos mil turistas), su economía ha venido flaqueando.
¿Qué es lo que no le permite a Costa Rica seguir desarrollando su economía como lo había venido haciendo años atrás? En este artículo propongo una respuesta basada en el análisis de cuatro aspectos: el déficit fiscal, el desmejoramiento de la calidad de la enseñanza en I y II ciclo, el mal clima para iniciar una empresa y los altos costos de la electricidad y la gasolina.
El déficit fiscal. El problema del déficit fiscal es un problema recurrente de los últimos 30 años. Comprende siete gobiernos, es decir, no es responsabilidad de este gobierno ni del anterior, sino de los cinco que los precedieron. Todas estas administraciones han aumentado el gasto sin tener una partida de ingresos permanentes para sufragarlos. Muchos de estos gastos son inflexibles, mas no así  los ingresos, ya que estos son variables y muy flexibles de acuerdo a los ciclos económicos de expansión y recesión,  lo que significa que los ingresos tributarios pueden disminuir o aumentar.
De igual manera, muchos gobiernos han cedido a las presiones de ciertos grupos de poder: sindicatos, empresarios, productores, cooperativas, ministerios y organizaciones de bienestar social. Estas presiones incrementaban el gasto del sector público, ya que muchas veces no se tenían las correspondientes partidas de ingresos para financiarlas.
Aunado a esto, el Estado cuenta con muchas instituciones que duplican o triplican el gasto del sector público. Por ejemplo, el sector agrícola tiene tres instituciones que atienden este sector: el Ministerio de Agricultura, el Consejo Nacional de Producción (CNP) y el  Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), cuyo nombre es ahora INDER. Muchas veces es posible encontrar camionetas todo terreno del MAG, CNP e INDER en una misma comunidad, lo que sin duda triplica el gasto.
El mismo ejemplo de las instituciones que atienden el sector agrícola puede  encontrarse  en otras en otros ministerios como el de la mujer, la vivienda, etc. Existen  también tres bancos del Estado: el Banco Nacional de Costa Rica, el Banco de Costa Rica y el Banco de Crédito Agrícola de Cartago, los cuales compiten entre sí dentro de un mismo mercado, pudiéndose fusionar estos tres en un solo y así ahorrar  una enorme cantidad de dinero y volverlo  más eficiente y competitivo.
Todas estas duplicidades de gasto producen un gasto muy elevado comparado con nuestros ingresos. Prueba de ello es que gran porcentaje de los gastos del sector público al 2013 corresponden a remuneraciones y transferencias por el orden del 80% en total (40% para cada uno). Si las cosas siguen así, la burocracia estatal seguirá consumiendo los recursos que se capten por los ingresos tributarios. Sin embargo,  estos apenas alcanzan el 14% del PIB, mientras que los gastos corresponden un 18% del PIB.
El año 2008 fue el único año en que Costa Rica tuvo un superávit del 0.8% del PIB. En el 2009 fue de un -3.4%, en el 2010 de un -5.2%, en el 2011 de un -4.1%, en el 2012 de un -4.6%, y en el 2013 de un -5.4%. Según pronósticos de muchos economistas en el 2014 se esperaría  un déficit de un -6.6% del PIB.
El gobierno, inconsistente con su política de contención del gasto del sector público, ha presentado a la Asamblea Legislativa una propuesta del presupuesto del 2015 con un incremento del 19% con respecto al año anterior, es decir cinco veces la inflación del año pasado. El diputado oficialista Otón Solís se ha opuesto a este despilfarro fiscal obteniendo la crítica de muchos diputados de su bancada y de funcionarios públicos beneficiarios de estos gastos superfluos.
El estrujamiento de la economía como consecuencia del  déficit fiscal recurrente, junto con el desplazamiento de los recursos financieros para pagar la deuda interna y externa, posterga la construcción de carreteras, puertos aeropuertos, etc. La baja calificación de la deuda por la inacción del gobierno para enfrentar el déficit fiscal, hará subir la tasa de interés, que a su vez hará disminuir la inversión y, por ende, el crecimiento económico.
Desmejoramiento de la calidad de la enseñanza de I y II ciclo. En un mundo globalizado se requiere de mano de obra especializada para trabajar en industria de alta tecnología como la fabricación de microchips o  material quirúrgico. En este sentido, para poder medir la calidad del recurso humano se recurre a la prueba Pisa. El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de una serie de exámenes que se realizan cada tres años en varios países con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos. Este informe es llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años.
Los países que pretenden atraer inversión extranjera de alta tecnología se esmeran en mejorar la calidad educativa de sus respectivos países. Prueba de ello es que los primeros nueve puestos de la prueba Pisa lo han logrado los países asiáticos. Costa Rica está en el puesto 56 en matemáticas del total de 61 países que se someten a esta prueba. Según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP), el 48% de los profesores de Matemática que laboran para esta institución falló al responder preguntas de exámenes de bachillerato.
Para poder tener una mano de obra especializada y poder atraer una inversión extranjera directa de alta tecnología, el MEP necesita mejorar la calidad de la educación de I y II ciclo.
Mal clima para iniciar una empresa. El  Doing Busines es un ranking que elabora el Banco Mundial (BM) sobre una base de 189 economías. Lo que mide es la facilidad para hacer negocios. A la fecha, Costa Rica estaba en el puesto número 102, muy lejos de economías que han logrado ser un país atractivo para hacer negocios como Nueva Zelanda, Canadá  y Singapur. El número de días que tarda un empresario para instalar una empresa en Costa Rica es de 24 días hábiles, lo que contrasta con el 0.5 días de Nueva Zelanda.
Altos costos de la electricidad y la gasolina. Hace ocho años Costa Rica tenía competitividad en los precios de la electricidad, tanto era  así que  tenía tarifas similares a los de Estados Unidos y por debajo de los países centroamericanos Hoy en día, el país es tres veces más caro que Estados Unidos y los costos son similares y hasta más caros que en el Istmo, esto según Sergio Capón Brenes,  coordinador de la comisión de energía  de la Cámara de Industrias (ver La Nación, 14/8/2014).
Es importante rescatar que los costos de producción de la energía en Costa Rica corresponden a  la tercera parte que los costos en el Istmo, ya que son a base de la fuerza del agua, mientras que en el Itsmo hay que quemar diesel para generar la electricidad. Sin embargo, esta pérdida de competitividad en el costo de la energía ha hecho que muchas empresas que hacen un uso intensivo de electricidad en sus procesos de producción migren hacia Vietnam y Nicaragua, tal y como lo ha hecho recientemente Intel y  la textilera Carter, que  trasladaron sus plantas de manufactura a Vietnam, y  Yanber, que trasladará parte de su planta a Nicaragua. Según Óscar Rodríguez, en los últimos seis años, tras el cierre de varias empresas de manufactura textil, se perdieron casi 10 000 empleos en Costa Rica (ver La Nación, 9/9/2014).
Mi opinión. Muchas economistas, incluyendo los del Fondo Monetario Internacional (FMI), han recomendado a Costa Rica implementar un programa de Reforma Fiscal, que se traduce en aumentar los ingresos tributarios (aumento de impuestos) y reducir gastos (política fiscal contractiva). Muchas veces estos programas son recesivos y no cumplen la meta deseada. Pues bien, yo propongo reducir ese 80% que consume el gasto del sector público a través de fusiones de instituciones del sector público para disminuir el tamaño del Estado y hacerlo más eficiente y menos oneroso para las finanzas del sector público. Por otro lado, propongo privatizar algunas empresas que se prestan para la corrupción y la ineficiencia, como ya fue discutido en el artículo publicado en el periódico La Republica del 17/9/2014. Con esto, estaríamos reduciendo el déficit fiscal sin la necesidad de un programa de Ajuste Fiscal que generaría recesión.
También se necesita mejorar la calidad de la educación de I y II ciclo a través de la capacitación de los profesores y de mejorar los procesos de reclutamiento y selección de los mismos como lo hace el Banco Central de Costa Rica (BCCR)  o la empresa privada.
Para mejorar el clima de negocios el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) debe fortalecer los procesos administrativos, flexibilizando los requisitos y usando la tecnología como un aliado fundamental. Este a su vez debe buscar instituciones como el Ministerio de Salud, las municipalidades, el Ministerio de Hacienda, entre otros,  para generar sinergias que mejoren los procesos y trámites para la creación de empresas en el país.
Para mejorar los costos de la electricidad y la gasolina se debe abrir el mercado de la generación de la energía, es decir, romper el monopolio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), tal como se hizo en el sector de las telecomunicaciones, para generar más competencia en el sector y poder ver una disminución en los precios. Además, se deben buscar nuevas fuentes de energía limpia.

Finalmente, hay que combatir frontalmente la evasión y la elusión de impuestos para que no se recarguen sobre la gasolina (30% de impuesto), lo cual no hace competitivo el país ya que el precio de la gasolina es un precio eje en la economía.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Empresas públicas vs. Privadas

En una economía mixta coexisten dos tipos de empresas: la empresa pública y la empresa privada. La primera pertenece al Estado -principal accionista- y es administrada por los burócratas de turno. La segunda, en cambio, es administrada por los accionistas de la empresa y busca maximizar los beneficios y minimizar los costos.

Adam Smith, el padre de la economía moderna, nos decía “que el Estado debe ser pequeño pero fuerte, en donde se recaude bien los impuestos para poder brindar buena educación, buena salud, buena administración de justicia, la defensa nacional, y el resto de las actividades que lo haga la empresa privada”. Con esto lo que nos quería decir es que el Estado no se debe de llenar de empresas que muchas veces son elefantiásicas y mal administradas.

Ineficiencia económica. El modelo de administración de las empresas del sector público no se rige por un principio básico que sí conocen las empresas privadas: maximizar beneficios y minimizar costos. Estas, al no tener que rendir cuentas por pertenecer justamente al Estado, es decir a todos los habitantes de la nación, carecen del control que existe en la empresa privada. Como resultado, sucede que muchas veces los gobiernos de turno terminan por nombrar a los militantes del partido –cual botín de guerra- en puestos de gobierno para compensarlos por el apoyo (“pega banderas”) recibido durante la campaña política. Así, comienzan a llenar de personas  las empresas públicas, las cuales muchas veces comienzan a volverse ineficientes al tener que cargar con tantos empleados. Un ejemplo de esto es el caso de Petróleos de Venezuela (PDVSA) que, desde que entró Hugo Chaves al poder, ha incrementado su planilla en un 600 %  mientras que su  producción se ha reducido a la mitad.

Asimismo, al ser muchas de estas  empresas monopólicas, no tienen competidores directos, y el precio que cobran por sus productos o servicios están protegidos por el mismo, es decir, cobran lo que les da la gana. Eso, por supuesto, les permite pagar esas frondosas planillas, reduciendo las utilidades y las posibilidades de inversión.

Corrupción. Otro cáncer que afecta a las empresas del sector público es la corrupción.  Al ser “públicas” se supone que son de todos, pero, al mismo tiempo, no son  de nadie. Por esta razón,  los políticos que llegan a la junta directiva y a las gerencia de estas empresas comienzan a operar en beneficio propio con el afán de enriquecerse, ya que su paso por ellas será muy corto (en algunos gobiernos será de cuatros años, en otros de cinco o seis años). Como ejemplos de casos de corrupción tenemos el de Petrobras en Brasil y PEMEX en México.

En el caso de Costa Rica, también existen casos como los de ICE-ALCATEL y CAJA-FISCHEL, ambos muy sonados en la sociedad costarricense. Pues bien, estos casos se dan muchas veces porque los partidos de turno nombran a dedo a sus funcionarios en las juntas directivas de las empresas del sector público.

Solución. ¿Cómo solucionamos este problema ya  común  en varios países de América Latina y que, en países como Puerto Rico, tiene a muchos monopolios del sector público, sobre todo del sector de la luz y el agua,  con fuertes problemas de endeudamiento? Recordemos a Adam Smith, economista escocés que se adelantó a su tiempo: el Estado debe ser pequeño pero fuerte. Mi opinión es que aquellos países que tienen mayoritariamente empresas del sector público ineficientes y elefantiásicas las privaticen, y que el  dinero que se obtenga  de la privatización sea invertido en educación, salud, infraestructura, para así  mejorar la competitividad del país. Se trata de actividades que son inherentes a un Estado pequeño pero fuerte, tal como proponía  Adam Smith.


La empresa privada crea riqueza y empleos; es la que genera la mayor cantidad de empleos en el mundo, no los gobiernos. Fomentemos el emprendedurismo y la innovación en nuestras universidades para poder aumentar la creación de nuevas empresas de base tecnológica, y al mismo tiempo atraer inversión extranjera directa. Una vez que mejoremos nuestro nivel educativo, nuestras carreteras, puertos y aeropuertos, y tengamos un Estado más eficiente centrado en la optimización de las habilidades de sus habitantes en procura de mejorar su calidad de vida y de generar buenos empleos, es cuando logremos ser finalmente  ¡un país desarrollado!
Publicado en el periódico la República el 17 de septiembre del 2014.
https://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=533320596